miércoles, 8 de febrero de 2012

Armando Zabaleta

Compositor vallenatoNació en El Molino, La Guajira, 1927, hijo de Fernando Antonio Zabaleta y Francisca Guevara, se destacó como cantante y guacharaquero al lado de Luis Enrique Martínez, Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza y José María ‘Chema’ Martínez.
Compuso canciones inolvidables como “No voy a Patillal”, “El paso del tiempo”, “Déjame quieto”, “Recuerdos de Emilianito”, “No me guardes luto”, “Lo mismo me da”, “La reforma agraria”, “El trajecito gris”, “Aracataca espera”, “Amor comprado”, “Aborréceme”, “El villanuevero”, “La garra”, “Lo mismo me da”, “La guacamaya verde”, “Zona bananera”, “Contestación a la brasilera”, “El festival”, entre otras.
Le sobreviven su esposa Adelma María Meza de Zabaleta y sus hijos: Martha, Armando Antonio, Luis Guillermo, Alicia, Armando Darío.
Su obra enriqueció el folclor vallenato, conjuntamente con Leandro Díaz, Emiliano Zuleta Baquero, Toño Salas, Rafael Escalona Martínez, Freddy Molina Daza, Luciano Gullo Fragoso, Luis Enrique Martínez, entre otros.
“El folclor vallenato está de luto por la muerte del maestro Armando Zabaleta, quien se distinguió por ser un auténtico baluarte de nuestra música y a través de sus canciones dio a conocer el sentir de la provincia”, ha expresado la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata.
“Hace 37 años ganó en el Festival de la leyenda Vallenata con la canción “No voy a Patillal”, una joya auténtica que nunca pasará de moda”.
“La música vallenata me ha dejado todo, con ella me hice popular, principalmente la gente me estima mucho y eso me enorgullece a mí. No tengo palabras para agradecer tanto cariño”, dijo Armando Zabaleta en una reciente declaración a “Diario del Norte”.
A propósito de su amigo Freddy Molina que inspiró “No voy a Patillal”, dijo: “Con Freddy Molina Daza fuimos unos grandes amigos y desde ese entonces no he vuelto más a Patillal. Yo le compuse una canción y todavía esta inédita que dice “Cuando yo llego al Valle recuerdo de Patillal, donde tuve un amigo que hace tiempo ya murió, cuando ya él está muerto no lo dejo de recordar, porque a su querido pueblo varias veces me llevó y las veces que llegaba él me ponía a cantar y él se alegraba cuando le cantaba yo…”.
“El vallenato auténtico se está acabando y las agrupaciones y los jóvenes cantantes que salen quieren es llorar la canción y una canción vallenata no es de lloriqueo sino es costumbrista”.
Componer para él era atrapar la melodía y retenerla en su mente para luego convertirla en canción.
“Tengo la ventaja que para componer no necesito un lápiz, las canciones mías las llevo en mi mente y luego las canto”.
Aparece en esa vieja foto de los años sesenta junto a un García Márquez perplejo expectante ante el prodigio de su voz y el acordeón de Ramón Vargas.
Queda para siempre su legado sentimental y su profundo arraigo popular: esas canciones sentidas, conmovedoras, un legítimo retrato del alma vivida de nuestros pueblos.
Murió el 8 de junio del 2010 a los 83 años.
Fuente: eluniversal.com 


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